Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

9 abr 2015

MI VECINA LA CIGÜEÑA

Paseando esta tarde por el campo, he visto aún nieve en las montañas, mientras las praderas están ya muy verdes y hay matorrales llenos de flores de color amarillo chillón. El atardecer ha sido indescriptiblemente hermoso. Y para mi satisfacción personal, en medio de una explanada, según caminaba, veo, cual estatua viva, a la cigüeña que anida en el campanario de la iglesia, pues ya la conozco, con su tipito espectacular y perfumada de aromas campestres, esperando a que le saludara y le dijera algo amable, como acostumbro a hacer cada vez que me la encuentro. Después de esto, le he preguntado:

-¿Y qué, señora cigüeña, no es época ésta de traer bebés a las familias?... Porque no veo muchos por el pueblo, últimamente. Y como anda por aquí, tan pancha...
-Es que esa tarea la realizo por las mañanas y así tengo libre el resto del día.
-Ah, bien. ¿Jornada intensiva, no?... ¿Pero es usted autónoma?
-Perdone, pero debo alzar el vuelo.
-Alce, alce...

Y ha despegado, con un vuelo bajo, muy elegante y parsimonioso, pasando justo delante de mí, como en un sí quiero/no quiero irme, porque a gusto estábamos  pero  ha sido muy lista, la pícara, y cuando ha comprendido que el tema de conversación podía complicarse  y derivar en una discusión política, ha salido volando. En fin… hemos conectado.

¡Viva la comunicación entre animales... o entre vecinas!


Ángel C. T. 2014

Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado a mi vecina la cigüeña, ya de vuelta en su nido.

2 comentarios:

  1. Qué cercana habilidad para hablar con los animales de tu entorno, da igual que sean burritos, vacas o cigüeñas. Eso significa una gran implicación con tu entorno, y lo haces tan bien, que me encanta.

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    1. Bueno, Manolo, en realidad creo que son ellos los que tienen mucha habilidad para hablar conmigo e intentar entenderme que no es tarea fácil, a pesar de que yo pongo todo lo que puedo de mi parte... incluida mi imaginación.
      Gracias por tu comentario.

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