Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

17 ago 2015

El ALIENÍGENA

ALIENÍGENA-Hola.
TERRÍCOLA-Hola.
A-Una pregunta… ¿Sería tan amable de indicarme…?
T-Me suena su cara, ¿nos conocemos?
A-Pues… creo que no. No soy de aquí. Soy alienígena.
T-¿Qué significa eso?
A- Significa que soy de otra galaxia y vengo por primera vez a este planeta. Y voy con prisa...
T-¿Y a este bar?
A-También. Pero tengo un poco de prisa... ya le digo.
T-¡Qué suerte hemos tenido, entonces, de habernos encontrado!
A-Ejem… Mucha. Mire he dejado la nave mal aparcada en la puerta y necesitaba…
T-Casi nadie se va a creer que he estado hablando con un ET real. Pero insisto en que me parece haberle visto antes… Qué sé yo… puede que en alguna película que haya protagonizado usted. Ehhhh… ¿UVE?
A-¿Por qué?... Si yo no soy actor.
T-¿Encuentros en la tercera fase?
A-¡Que no! Nadie me ha ofrecido ningún papel. Además, me resultaría chocante hacer de mí mismo. Por otro lado, aparte de esta charla, de índole interplanetaria, carente de interés para mí, lo cierto es que, me gustaría que me dijera…
T-Aquí el tema alien, fenómeno ovni, llámelo como quiera, ya sabe, ha suscitado mucho interés durante una larga temporada terrestre. Ahora, la verdad, es que está en franca decadencia. Yo creo que ya ni se investiga sobre ello. Actualmente, andamos enfrascados en guerras, crisis y otras zarandajas. ¿Sabe lo que le digo?
A-Muy entretenido, claro que sí. El caso es que sólo quería saber una cosita… ¿Podría decirme…?
T-¡Un momento!… ¿Nos van a invadir ustedes?
A-¡Mire, no! Pierda cuidado… Tenemos cosas más importantes que hacer. ¿Por qué piensa que vamos a invadirles?... Ya se invaden ustedes a sí mismos. Para eso no necesitan colaboración exterior. Se apañan bien solitos.
T-Ah, no sé… Me ha dejado boquiabierto, (igual no conoce esta expresión), con esa manifestación de… ehhhh… ¿paz? Siempre pensé que, ustedes, estaban por esa labor. Que los terrícolas éramos su objetivo absoluto y, la conquista de este planeta y de todos sus habitantes, su propósito, su cometido… ¡el sentido de sus vidas!
A- Pues no. Ya le digo… Vivimos muy tranquilos en el espacio sideral.
T- ¿Y me va a abducir… o tampoco?
A-¿Para qué?
T-¡Qué sé yo!… ¡Para estudiarme!
A-¿Cree que tiene algún tipo de interés para nosotros?... Estamos a años luz de ustedes… literalmente hablando.
T-Como le he visto que se ha acercado directamente a mí, me ha dado la impresión de que quería preguntarme algo… Pensé que tal vez, relacionado con mi currículum personal o con la Historia de la Humanidad… Dios mío, se está usted poniendo rojo… ¿Le llega bien la sangre a las antenas?
A- Me llega, gracias. Pero insisto en que necesito saber, urgentemente...
T-¿Es esa una señal de ataque, quizá?..
A-¡Y dale bola!… No, no es eso, de verdad.
T-¿De verdad, de verdad?...
A-De verdad de la buena, palabrita del Niño Jesús, se lo juro por Arturo. Perdone, pero es que no aguanto más. A ver si podría responderme…
T-Pregunte, pregunte sin miedo. Con total confianza, somos como hermanos, unos de otros, en este fantástico y fraternal universo, estamos para apoyarnos de forma incondicional.
A-¡Que me meo, leñe! ¡¡¡¿Dónde están los servicios?!!!
T-Ah, sí, sí, claro… ¡Pues dígalo, hombre!… Al fondo a la derecha, igual que en los grandes almacenes… (Anda que hacer una parada en la Tierra para echar una meadita… eso sólo se le ocurre a un galáctico de estos. Para que luego digan… ¡Somos los amos del universo, sí señor!).
                                           
Ángel Córdoba Tordesillas ©


2 comentarios:

  1. Jaajaajaajaja.... yo es que me parto contigo y tus gafitas!!!

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    1. Mis gafitas y yo te damos las gracias por tus visitas y tus lecturas, Arantza.

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