Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

3 ago 2015

UNA ROCA

Querída amiga/hermana:

Me transmites muchas cosas con tus palabras, además de tu aparente cansancio. Confianza, esperanza, proyectos, ilusiones, amistad, cariño, amor por la vida...

Eres una luchadora de las de verdad. De las que entiende el valor de cada minuto del día, de cada aliento, de las que nunca se dan por vencidas. De las que no van a contracorriente, porque has aprendido que esto produce un enorme gasto de energía, sino que saben esperar esos momentos en que, ésta, esté a favor para lanzarse a buscar la felicidad propia y merecida. De las que trabaja apoyando la paz, la bondad, el amor; esos vocablos tan manidos que, sin embargo, recobran sentido cuando pienso en ti. De las que tienen fe indeleble en la humanidad y en sí mismas. Nunca permiten que se les escape un sueño sin vivir y no conocen el desaliento. Cada obstáculo las hace más fuertes.

Es admirable tu tesón, tu voluntad y valentía, eres un ejemplo para mí, para tantos... que pueden estar cerca y no sé si son conscientes de a quién tienen a su lado.

Pero no es sólo por esto por lo que te quiero, no, no es solamente por eso. Te quiero porque hay tanta verdad en tu vida como en tu alma. Porque eres pura como una niña recién llegada al mundo, sabia como una anciana y fuerte y poderosa como una roca.

Sí, eres esa preciosa y sonriente roca que las tormentas sólo mojan por fuera, y no por eso se ablandan, que ningún relámpago es capaz de quebrar. Con los primeros rayos de sol estará seca de nuevo, como si nunca hubiera caído una gota sobre ella. Resistente, firme y conocedora de su propia naturaleza, seguirá afrontando el tiempo y sus inclemencias con toda su integridad y entereza. Su belleza reside en ello, en ese coraje, en esa firmeza con la que sabe permanecer en su lugar y a pesar del desgaste que pueda producirle, no renunciará a sus objetivos y no cejará hasta conseguirlos.  

Te quiero porque me respetas, porque sabes conocerme y reconocerme en cada uno de mis defectos y virtudes y quererme con cada palabra y en cada momento. 

Gracias.  

Para Susana R. L.

Ángel C. T. 

Fotografía de su autor.

2 comentarios:

  1. Que maravilloso homenaje a una amiga, a una gran amiga. Me ha encantado y me ha emocionado, con que fíjate a aquella a quien va dirigida tan emotivo escrito.

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    1. Espero que también le guste, al menos, tanto como a ti.
      Gracias, Manolo.

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