por ese pensamiento obstinado
de creer que te fallaría,
antes o después,
que no era yo lo que buscabas.
"Niña, no te exijas demasiado
puedes dejar el collage a medias...
Tienes más paciencia que un santo
pero debes jugar con otras niñas".
Recuerdo las palabras que otrora
mi padre repetía,
y aún ahora se reiteran,
como ecos,
las verdades…
tal vez, amargas.
Perfeccionista, me llamaban,
quizás lo fuera, en mi empeño
por ser aceptada y querida.
Qué mal gusto dejó en mi boca,
el sabor de tus besos
imperfectos
porque amabas a otra…
y yo sin saberlo.
Pero ya no rindo homenaje
a la perfección.
estirado, deslumbrante…
Me fijo más en aquello
sencillo
que cautiva mi atención.
Un gesto amable,
una sonrisa de infante
u obras inacabadas
de autores desconocidos.
Algo con sentimiento
que me llegue a este corazón,
permanentemente,
en jornada
de puertas abiertas.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
La perfección es algo inalcanzable por mucho que uno se esfuerce. Nos hicieron imperfectos... ¡¡por algo será!!.
ResponderEliminarAdemás lo imperfecto es divertido y surrealista, y eso me encanta. Los don y doñas "perfectos" son aburridísimos.
Pienso igual que tú, Arantza. Ahora sí que soy perfectamente imperfecta y lo asumo con satisfacción. También me atrae más lo imperfecto y surrealista.
EliminarGracias por tu comentario, probablemente tan imperfecto como mi respuesta. Besos, amiguita.
Sin duda en la imperfección está la belleza, la versatilidad, Me declaro imperfecto hasta la médula y no pretendo alcanzar la perfección, solo coger un pedacito de felicidad aun pequeño. Es bellísimo tu poema, a mi me encanta.
ResponderEliminarMe parece que tu elección es de lo más inteligente, Manolo. La felicidad, un pedacito, o toda la posible, y a vivir que, como alguien dijo, son dos días...
EliminarGracias.