y se os encendieran las neuronas:
“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Me parece que te comenté que esa gente no tenía neuronas, y me contestaste acertadamente, que las tienes desordenadas o desorganizadas. Es cierto. Es una crueldad enorme incendiar los bosques, los montes, todo aquello que nos aporta, no sólo belleza, sino también oxígeno. Para nuestra desgracia hay no pocas personas con las neuronas desordenadas. Besos.
ResponderEliminarEs escalofriante escuchar las noticias sobre los incendios que se producen cada verano en nuestro país y, por desgracia, en toda la superficie terrestre. Tomar conciencia ayudará a evitarlos. Tengo confianza en que lo hagamos.
EliminarGracias, Manolo.