Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

16 oct 2014

EL RELOJ DE CUCÚ

Hay que ver cómo pasaban las horas dentro de aquél reloj de cucú.
Tic tac, cucú, tic tac…

-Pequeña, dime, ¿a qué hora estamos?
-A la misma hora que hace doce y a una hora más que hace una hora.
-No capto tu sentido del humor, ángel mío.
-Abuela, tú a las doce yo marcando veinte segundos más, de la hora en punto, después de mamá que acaba de llegar al tres… Cálculo rápido: Las doce y cuarto algo pasadas…
-Doce horas de veinticuatro, dos veces doce… y a volver a empezar. Qué vida ésta…Mucha rutina. Demasiada…
-La vida es circular, abuela. A mí me divierte…
-Normal. También me divertía a mí, a tu edad… Veremos cuando pasemos con el tiempo y llegues a marcar las horas, en vez de los segundos…
-Primero tendré que aprender a marcar los minutos, bien marcados, como mi madre, abuela…
-Eso, aprende… es lo normal a tu edad… Pero después del paso del tiempo ya una termina cansada hasta de ese cucú dichoso…
- ¡Me encanta escuchar el cucú a cada hora!
-… ¡Ese pájaro, por dios, me pone un dolor de cabeza espantoso!…
-Abuela, estás hecha toda una manilla cascarrabias…
-Tic tac, tic tac, tic tac…Hija, tengo ganas de que sean en punto las dos, para que nos reunamos a comer las tres.
-Sí, abuela, pero ha de ser rápido, sabes que apenas tengo un segundo…
-Yo preparo algo, en un minuto…
-Vale mamá.
-Vais siempre tan aceleradas… Con la edad, lo tomamos todo con más calma, y aminoramos el paso.
-La experiencia, abuela, es un grado.
-Trescientos sesenta, querida, trescientos sesenta…

Tic tac, tic tac…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


4 comentarios:

  1. Magnífico diálogo dentro de un reloj de cucú. Tres generaciones en el paso del tiempo; tierno el que sostienen las dos generaciones extremas y el sentir distinto del trascurso de la vida según la edad. tic tac tic tac. Precioso.

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    1. Gracias Manolo. Así da gusto darle un poco a la imaginación... si hay personas como tú que lo valoran de una forma tan positiva.
      ¡Viva cada una de las generaciones!... Unas aportan frescura, otras sabiduría... y tic tac, tic tac... pasa el tiempo igual para todas. Un abrazo, Manolo.

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  2. Agujas de Cronos, tejen la historia de todos... Afortunado hallazgo el de la triple generación.

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    1. Tejen y tejen...El tiempo es la mejor de las labores. Finita pero no por eso menos laboriosa y hermosa. ¡A disfrutar tocan! Gracias Francisco. Buena metáfora.

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