-Hola. Buena tardes-Le respondo yo, educadísima.- ¿Es que hay por aquí alguna fiesta de disfraces a la que no he sido, cordialmente, invitada?... ¿O tal vez se está celebrando, por algún lado, un cumpleaños y no me he enterado?...
-No, que va. Este es mi huerto, estoy echando un vistazo a ver qué ha crecido nuevo… y haciendo limpieza de malas hierbas.
-Como te veo con un atuendo tan poco corriente…
-Es por los pájaros.
-¿...?
-Para que se asusten y se vayan.
-¿Ah, que era el atuendo que tenías más a mano?… Entiendo, me aturde pero entiendo… creo.
-Pues ando atareada porque tengo que recoger algunas verduras y tengo poco tiempo.
-Yo me voy enseguida, no te entretengo. ¿Pero tú quieres asustar a los pájaros nada más o matarlos de un susto?- Indago.
-No. Solo espantarles para que no picoteen todo.-Me explica la peculiar joven.
-Pero en cuanto te vean se van a morir de risa… No te ofendas, pero como vienes con ese traje y llevas puesta esa nariz… no sé yo si, hasta eso, era necesario pero bueno… cada cual, es cada cual.
-Sí.
-El caso es que la peluca esa de rizos es mona… te vale para nochevieja, por ejemplo ¿Fucsia no?
-Fucsia.
-¿Y qué?... ¿Hay algún pepino que se deje agarrar o algún tomatito?... para ensalada digo. Es que de huertos no entiendo mucho, aunque me encantan todas las plantas, las verduras y las frutas. También los dulces, la repostería quiero decir, pero de esto no se encuentra por los huertos, de momento... no sé si en el futuro...
-Me he enredado.
-¿Con qué?
-No sé. Algo se me ha enganchado al pantalón.
-Normal… Bueno mira, no me gusta meterme donde no me llaman pero, la verdad, es que cómodos, precisamente cómodos, para esa tarea, esos pantalones- campana y esos zapatones gigantescos, no deben serlo mucho.
-Pero ya que una se disfraza, se pone el disfraz completo.
-Ahhhh, ya… ¿Ese razonamiento es tuyo?
-Sí. Leí en facebook algún pensamiento parecido.
-¿Referido a algún político, quizá?
-No sé, no me acuerdo…
-Huy, el daño que puede hacer el facebook con toda ese trasiego de sabiduría mal procesada.
-¿Qué dices?
-Que sigo caminando… A ver si espantas muchos pájaros, mujer (y los que tienes en la cabeza, también).
-Gracias, adiós. Hasta otro día.-Me dice ella, muy correcta, mientras agachada, se va desenredando de las piernas unas ramas de algún entrometido y simpático matorral. A la vez que se recoloca la goma del sombrerito blanco, que se le desplazaba por el viento.
-¡Adiós, payasa, adiós!-Me despido con cariño controlado.
-¡¿…?!-Exclama desconcertada.
-No lo digo de forma peyorativa, para nada.
-Vale, muy bien... ¿Pero qué significa peyorativa?
Y así, un domingo cualquiera, en un simple payaso, digo paseo, aprendí algunas cositas más:
Que el hábito, a veces, hace al monje y que más vale un pájaro volando que ciento en el huerto de un extraño… por si las payasas (no peyorativas). Y que dime con quién andas… etc, etc.
CONTINUARÁ
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Ángel, tus relatos representan para mí una poliédrica gama de sensaciones, y no lo digo peyorativamente. Por una parte me hacen pasar un rato delicioso que lamento que sea tan breve y que inevitablemente me provoca sonrisas e, incluso, a veces, una franca carcajada. Por otra, me penetran y evocan inspiraciones de toda índole, tanto en el ámbito de las letras como en el de la pintura, por la plasticidad de tus geniales e insólitas descripciones...
ResponderEliminarPero, es que, además, en el remolino estimulado dentor de mí, aparecen imágenes y recuerdos que se añaden como especias imprevistas a los sabrosos guisos que cocinas. En este caso, me han asaltado imágenes del "Mago de Oz", de "Alicia en el País de las Maravillas" y de la surrealista "Taberna Galáctica del cómic de Josep Maia Beá que, seguramente, tus gafitas no conocerán por razones de edad, a pesar de la intemporalidad de los espíritus angelicales y sus atributos.
En fin, no quiero enrollarme, pero quede claro que disfruto mucho y te lo agradezco más. No tardes en publicar la continuación.
NOTA FINAL: Esa payasa se merece una de tus acuarelas.
Muchas gracias, Francisco. Me he quedado sorprendida y admirada por lo extenso de tu comentario, como siempre, ponderando tanto mis escritos. Me hace feliz que sean de tu agrado y este entusiasmo que parece producirte, como el que, según me cuentan, suscitan en otros seguidores de este blog es uno de los motores principales que me impulsan a seguir escribiendo. Ojala por mucho tiempo. Un abrazo grande.
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