Y cerrados los ojos...
de ensoñación.
Ángel C. T. ©
Acuarelita pintada con estas gafitas que Dios me ha dado. |
“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
El haiku no puede ser más riguroso. Pero ese rostro del cuadro es insuperable. Me fascina.
ResponderEliminarCuánto me alegro, Francisco. Una acuarelita rápida hecha con estas gafitas y con el deseo de que os agrade. Gracias por expresar esa fascinación...
ResponderEliminarA mí no me entusiasma esa forma de poesía japonesa, pero tu cuadro me parece una auténtica maravilla de expresión con dos trazos. Felicidades por esas manitas... o gafitas.
ResponderEliminar¡Qué halago, Pregonero!... Así da gusto compartir las creaciones de estas gafitas...o estas manitas. Espero seguir contando, pues, con tu presencia por esta nube. Muchas gracias por tu amable comentario. Un saludo.
EliminarEse rostro me tiene completamente hipnotizada, es maravilloso.
ResponderEliminarGracias Arantza. Disculpa que no haya visto este comentario tuyo que has escrito hace ya varios días.
EliminarEs como un sueño
ResponderEliminarcontar con todo tu arte
y tu amistad
La satisfacción personal es mutua, Fátima. Disfruto también con tu amistad y tu arte, amiga. Gracias.
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