“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Cuanta razon hay en este pensamiento y que foto tan hermosa y dulce, mostrando la bondad e inocencia pura del nacimiento de una nueva vida, un nuevo ser. Un abrazo.
ResponderEliminarOtro abrazo para ti, David. La consciencia ayuda a apreciar todo desde un punto de vista más real.
EliminarGracias y feliz tarde ya.
Cuanta sabiduria tienes dentro de ti. Que es muy grande lo que dices. Un abrazo
ResponderEliminarLa misma que tú, ya lo sabes.
EliminarLa sabiduría interior está en cada uno de nosotros. Solamente hay que dejarla salir. Otro abrazo para ti, Celia.
EliminarSiempre digo que existen dos únicas verdades absolutas. Que nacemos y que morimos. Para muchos hay una tercera verdad que se llama "dios". Es una hermosa y certera reflexión la tuya, apreciamos la vida porque es corta, porque es intensa en emociones, en amores, en alegrías, y también en dolor y tristeza, como justa compensación.
ResponderEliminarY entre ese nacer y ese morir... ¡la vida!
EliminarEsa vida que conlleva todo esto que tú comentas y que merece la alegría experimentar intensamente. Gracias, Manolo.