“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Qué nunca se cierre esta tienda .Dónde está la hoja de reclamaciones que firmo ahora mismo ???.Menos mal que la foto que has puesto me tranquiliza.Estoy segura que siempre habrá corazones que nos ayuden aunque no los veamos físicamente,sólo hace falta sentirlos y eso nos reconforta .Un gran abrazo de un corazoncito despistado .
ResponderEliminarGracias a ese corazoncito, no tan despistado, y sí amistoso, por la pasión que le pone a todo.
EliminarCuando los corazones se quiebran... hay que pensar en que tal vez no se está sabiendo llevar bien el negocio. No hay problema, se aprende de la experiencia y luego se lleva a la práctica lo aprendido.
Mi corazón es bastante jugón. Igual me acabo de inventar una palabra "jugón", que juega mucho, que da mucho juego.
ResponderEliminarNo sé si te habrás inventado ese término, pero siempre un corazón con ganas de jugar y disfrutar es joven durante mucho más tiempo, Manolo.
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