“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Dª Feliciana siempre nos recordaba la copla : " ni se compra ni se vende el cariño verdadero.No hay en el mundo dinero para comprar los quereres.".
ResponderEliminar¿No será que lo has probado poco?. No traspases la tienda, busca otro proveedor que te suministre productos de merjor calidad.
De momento el cartel de "se traspasa" está colgado. Veremos en el futuro. ¿Tu profesora Doñª Feliciana no te decía aquello de que Dios proveerá?...
EliminarGracias, Javier.
Está en crisis, pero podríamos rehabilitarla.
ResponderEliminarO pensar en otro tipo de negocio más rentable... ¡quién sabe!
EliminarGracias por tu sugerencia, Manolo. No sabía que también estabas puesto en este tipo de servicios.