Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

23 nov 2017

VERDAD PUNTUAL

Cambiamos por digitales los relojes analógicos.
Mientras el biológico sigue haciendo “tic-tac”.
Hasta que aprendamos a ignorar su sonido.
Entonces seremos libres y jóvenes para siempre.


Ángeles Córdoba Tordesillas ©


2 comentarios:

  1. Cuando aprendamos a ignorarlo, tal vez es que se haya apagado, de ahí la libertad y la juventud in secula seculorum.

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    1. Algún día la juventud será permanente y tal vez la vida dure lo que cada uno decida. Y si no, Manolo, tiempo al tiempo... (Puede que tú y yo ya no lo veamos pero sí nuestros nietos).

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