con su misterio,
nunca resuelto.
Tan temida, como amada.
Y me atrapa, y recuerdo,
y me quedo prendida
en su familiar negrura.
Tantas y tantas en vela,
junto a la luz de la vela,
a veces con compañía querida;
un amiga, una hermana, una tía…
Alguien con quien conversar,
sobre todo y nada en particular.
Arreglamos el mundo,
con remiendos de trascendencia
vital, o evitada.
Risas y carcajadas,
en voz baja,
para no molestar
a los dormidos.
Y la cotidianidad del día
pasa a un segundo plano.
La verdad desnuda
es la protagonista ahora.
La vida parece embelesarse
cuando la noche, maternal,
arropa con su manto oscuro,
las horas.
Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. |
Precioso poema!!!, me ha gustado mucho Ángel, enhorabuena:-)
ResponderEliminar¡Pues cuánta ilusión me hace, David! Muchas gracias.
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