Brisa marina sólo quería novio o amante, le daba igual,
mientras fuera formal, estuviera vacunado contra la vanidad y echao palante. Pero le habían
hecho varias pedidas de mano, en el último verano, por lo tradicional, a lo payo,
y por el rito gitano y no se había decidido. Eso de liarse la manta a la cabeza
y en pleno agosto, como que no….
-No me llames desodorante pero debo abandonarte.-Le dijo al
último pretendiente, por “pasarse de la raya” de uno de sus mares.
-Pues por mí, como si te compras una burra y te vas a las ferias
de las momias, en Egipto. -Le dio éste por respuesta, ofuscado por el plantón,
sin merecerlo ella, en todo su derecho de enviarle a paseo por no querer
compromiso con él, ni con un gemelo suyo, en el futuro.
-¿Pero allí se celebran esas fiestas?-Preguntó Brisa,
ingenua como niña, sin reparar en que el otro le estaba dando un corte de manga
verbal bien dado, enviándole a paseo por lo fino.
-Ah, qué sé yo… por si se hicieran. Nunca he estado en
Egipto. No pasa por ahí mi línea de autobús para ir al trabajo.-Remató el "soplagaitas", como si hubiera sido poco el latigazo metafórico... ahora sarcasmo.
La brisa marina, toda indignada por el trato recibido,
finalmente, se lió la manta a la cabeza y se hizo un tocado egipcio de lo más
chic y sacó el primer billete en burra de la historia, para estar puntual al
comienzo de esas ferias tan africana, o más, que ciertas memorias. Quién sabe
si allí, el propio Nilo saliera a recibirla en mangas de camisa…
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
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Fotografía de facebook. |
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