Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

21 sept 2015

EL QUE NO CORRE, VUELA

-¡Ponte las sandalias, que vas a coger frío por las vías respiratorias altas, Prudencio, que deberías llamarte Imprudencio!
-Mujer, estoy centrado en otras cosas. Los estornudos son por la alergia. No te preocupes tanto por mí, que te preocupas de todo y en demasía.
-¡Madre del humor hermoso! ¿Pero este niño cuándo ha aprendido a andar, que va más erguido que una lámpara de pie en día de fiesta?
-Mientras ponías la lavadora... Le he visto levantarse ni corto ni perezoso, no ha salido a mí en lo segundo ni a ti en lo primero, no, y hasta la esquina que se ha ido. Ha comprado mandarinas y se ha vuelto solo. Eso sí, no sé con qué habrá pagado, si habrá sido con su encantadora sonrisa, porque a mí no me ha pedido ni un céntimo de euro, y son de las caras. Pero yo le veo que va algo torcido como las ramificaciones nerviosas y no tan tieso como tú dices.
-¡Es un adelantado para su tiempo! Puede ser que nos haya salido superdotado... o genio.
-¿Tú crees? ¿No estaremos exagerando, Melania?
-No, te digo que no es normal o que es poco frecuente que con tres semanas y cuarenta y tres horas de vida, en este mundo de injusticias e incomprensión,  y sin ser tataranieto de Einstein ni hijo de Chayanne, esté, como ahora mismo está, bailando La Lambada; que ni yo todavía he aprendido a hacerlo.
-¿Y adónde le llevamos?
-¿A dónde le vamos a llevar? A ningún sitio, ¡si ya va él solo!
-Pues es verdad. Míralo, como si tal cosa... Y con una gracia que no se le puede aguantar, parece que se ha escapado de la fauna ibérica.
-Voy a tender la ropa que la lavadora ya ha terminado su programa largo y no me he enterado. Se me pasa el tiempo volando y se me cae el santo del cielo.
-Si es que te despistas con cualquier cosa, mi bien. Mira que te lo tengo dicho. ¿A quién va a salir el chico? Pues eso. ¡Anda, ya ha aprendido a cambiar el canal de la tele, con el mando a distancia, y ahora está enviando un sms para votar en La Voz!

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

6 comentarios:

  1. Me parece muy elocuente.El niño un poco hiperactivo,pero me encanta como dominas y entremezclas rimas yprosa y sobre todo esa chispa de humor.Chapo

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Celia. Así es, alguna vez en mis relatos, y diálogos, utilizo el verso y en muchas poesías no uso rima, pero no todas las personas se percatan de ello. Me alegra que tú lo hayas hecho y que te haya gustado este diálogo.

    ResponderEliminar
  3. ¡Sólo con verlo ya me está poniendo de los nervios! Para a ese niño, por favor!!.
    La verdad que ahora vienen más que con un pan debajo del brazo, con una vitalidad que agota. Pero listo y espabilado... ¡un rato largo!.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un rato largo, Arantza, es verdad. Pero siento decirte que no puedo pararlo porque está en mi imaginación... y a ésta le gusta correr más que a él, incluso.
      Gracias por aguantar por aquí, hasta haber terminado de escribir tu comentario.

      Eliminar