Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

31 oct 2015

EL CUENTO DADO LA VUELTA.

En un estuche con forma de corazón guardó una flor. Se la había regalado él, momentos antes de marcharse. Le dijo, "antes de que se seque, yo estaré de vuelta". Ella lo espero y esperó, y con su impaciencia abrió aquella caja y comprobó que la flor ya estaba seca.

-Vaya poca gracia que tiene esta historia, abuela. Intuyo por lo que has contado que al final se quedó sola.
-Pues mi niña, cuéntala tú de otra manera.
-Muy bien. Con la misma forma de corazón, en aquella caja pequeña y querida,  esa mujer guardó al hombre que le regaló un día una preciosa flor. Colocó la flor en un jarrón con abundante agua para que adornara su casa durante mucho tiempo.
-¿Y qué pasó con el hombre?
-Que no se marchó ni se secó. Se quedo a vivir en su caja torácica, rodeado de felices sentimientos de amor.

En vez de esperar a que alguien vuelva, es mejor dar la vuelta a la situación.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

2 comentarios:

  1. Las flores siempre necesitan estar en libertad y respirar aire puro y darles la luz, ademas del agua. Las cajas son cajas al fin y al cabo. Si es mejor darle la vuelta a la situacion. Besos

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    1. Eso mismo,Celia.Las flores a la intemperie y los sentimientos guardados y a buen recaudo. Gracias por tu natural sugerencia.

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