Sanadora.
Voladora.
Que vas de incógnito,
de sorpresa en sorpresa,
de país en país,
de nueva a plena.
Y con tu blanca y tenue figura
te meces,
entre nubes oscuras
de noches internacionales,
o sobre las ramas
que te sujetan
y por encima
de otros seres,
otros mares,
y otros corazones
sensibles.
Donde quiera que esté
llévale recuerdos
de mi parte.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. |
Muy bonito este poema, que has descrito sobre esta luna que tenemos en el firmamento y podemos apreciar su belleza. Me ha gustado. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Celia.
Eliminar