Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

26 oct 2015

LA HISTORIA DE MARILUZ

Iba a escribir la historia de Mariluz que siempre que la sacaban a bailar decía "no, gracias. Ahora no tengo cuerpo para bailes". Y cuando pretendía algún admirador invitarle a cenar, se lamentaba igualmente, "esta noche no tengo cuerpo para cenar". Si sus amigas le proponían organizar una reunión o alguna excursión, rechazaba las propuestas diciendo "sí, estoy yo como para reuniones de amigas… No tengo cuerpo ni para eso ni para excursiones".
Total que, entre que nunca tenía cuerpo y que un día se le fue la cabeza por razones sentimentales, me quedé sin protagonista del relato. 
Pido disculpas por ello.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


6 comentarios:

  1. Mari luz que tiene poco de luz y cuántas de ellas con diferentes nombres pasan por la vida sin apenas alumbrar nada ,vivir es sentir los momentos y las personas que nos regala la vida a cada uno a su manera pero la oportunidad es para todos independientemente de la situación que tengamos. Con lo sencillo que es poder bailar ,reír ,compartir ,amar con sexo ,o sin el ( eso cada cual como quiera).Amar es una palabra ilimitada en todo .......Y se pasa la vida en un pis pás y de pronto cuando quieres algo intensamente pierdes la cabeza y se queda una sin nada que contar ( por la locura), sin historia para que alguien la cuente por ti .Qué te voy a decir a ti Ángeles que por mucho empeño que has puesto te has quedado sin protagonista.....pobre Mari Luz .

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    1. Cada uno proyectamos un poco de nosotros mismos, Joaquina, en las cosas que leemos. Lógicamente para ti, Mariluz, será una persona con pocas ganas de vivir, puesto que tú eres una persona motivada y dinámica, pocas veces te cansas y muestras gran entusiasmo por todo lo que te rodea. Sin embargo Mariluz es alguien con mucha sensibilidad, también como tú, -ya ves que perdió la cabeza por amor- pero a la que el cuerpo, sin embargo, no le acompaña lo que ella desearía por circunstancias que no vienen al caso explicar porque restaría sentido al relato que precisamente busca de la libre interpretación del lector.
      Muchas gracias por entrar, leer y comentar, amiga.

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  2. Que pobre Mariluz, posiblemente sufriera algún trastorno de personalidad. Lo siento por ella porque parecía buena gente. La pena es que hay muchas mariluces por el mundo, de ambos sexos. Un beso Ángel.

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    1. Pudiera ser esa la razón, Manolo, pero podría haber otras cien diferentes. Lo que sabemos de ella es lo que he narrado, lo demás será conclusión de la imaginación o experiencia de cada cual.
      Gracias, Manolo.

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  3. Poquito te duró Mari Luz. Ya encontrarás otra protagonista más alegre y con ganas de vivir.
    A veces y por circunstancias la vida se vuelve gris, hay personas que dicen que no a todo: al amor, a la alegría, a la vida en general. Que se encierran en sí mismas y no quieren arriesgar por miedo al dolor, a alguna que otra decepción o simplemente porque no les apetece. Son respetables, incluso las entiendo.
    Que pena que Mari Luz perdiera la cabeza, se perdió muchas cosas.

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    1. Yo también la entiendo, Arantza. Puede que no fuera su voluntad el tener que renunciar a tanta oferta que le vida le hacía... Puede también que fuera cansancio o falta de motivación. Puede que temiera volver a tener que vivir "sin cabeza", después de aquél amor... Pueden tantas cosas.
      Me alegra que hayas aportado otro punto de vista y de tu capacidad de comprensión y empatía. Gracias.

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