Nunca había visto tantos paraguas juntos, tanto dolor junto, tanta tristeza concentrada en una ciudad.
Pinté esta acuarelita cuando llegué a casa. No es buena, lo sé, pero quería dejar plasmada, de alguna manera, la necesidad de vivir en un mundo en PAZ.
Lloramos todos bajo las torrenciales lágrimas del cielo. Esa acuarela me emociona y conmueva, más allá de la teórica calidad. Gracias por el recuerdo.
ResponderEliminarTambién tuve el sentimiento aquél día, 12 de marzo, de que el cielo lloraba, acompañando al dolor que sentimos todos por la pérdida de aquellas personas inocentes que se fueron un día antes víctimas del terrorismo. Gracias por tu comentario, Francisco.
EliminarTremendamente emotiva tu acuarela, fue un día aquél de llanto y desconsuelo. Mi hija, que estaba entonces haciendo un máster, no tomó uno de esos trenes por la sencilla razón de que llegó tarde, solo por eso, y tal vez su impuntualidad le salvó la vida.
ResponderEliminarTal vez, Manolo. Nunca lo sabremos... afortunadamente. Por si acaso, me alegro de que fuera impuntual, al menos ese día.
EliminarGracias, amigo.