-¿Has preparas ya la comida, Matilde?
-Yo no. Estoy en huelga de cacharrear en la cocina… Ayer fue el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, por si no te has enterado ¡Pero
hombre, mira dónde dejas los zapatos que casi me caigo!
-Pues no. Vengo del kiosco de la esquina y ya no quedan periódicos
del día. He visto volar una golondrina… supongo que anuncia la llegada de la
primavera.
-No lo sé, no soy poetisa.
-No estoy recitando, Matilde, ¡ay cómo estás con eso de la
huelga!... ¿Es que en tu juventud no leíste a Bécquer?
-Mira mi cielo, ponte el delantal y prepárate algo que veo
que hoy no comemos. Y nosotros no tenemos balcón, por cierto… ¿dónde van a colgar sus nidos las golondrinas esas, de Bécquer?
-¿Y hasta cuándo va a durar esa huelga?
-Antonio que yo trabajo de cocinera. En cuanto termine mi tiempo de descanso, continuaré con la huelga… Seguiré informando.
-Cada vez te entiendo menos… debe ser por eso de la senectud.
-Será por eso. Anda, deja de beber el agua del florero que
he metido una botella en la nevera. Siempre me gustaste por tu sentido común y
tu coherencia.
-Venga, Matilde, quiero verte feliz, que casi ya ha
terminado el invierno y no vamos a tener que encender la calefacción más. Con
lo que ahorremos en luz te voy a comprar unas toallas nuevas para el baño bordadas
con tu inicial y una planta de amor de hombre, para que tengas algo de eso, que
sé, que te hace ilusión.
-Gracias, aunque sea para variar, mira tú… Pero ve y cocina,
mancebo, que veo que le das a la lengua pero no a la paleta. Y el hambre
aprieta.
-Mujer, no estás contenta con nada. Y mira que me esfuerzo…
¡Alegra esa cara que la primavera ya está aquí, como quien dice y todavía estoy colado hasta los huesos por tu flamante peinado y tu sonrisa... aunque ya no la recuerde!
-Dame un beso que veo que lo estás deseando… Se te ha subido
el romanticismo a la cabeza sin aviso previo, pero déjame seguir con la huelga
que he hecho una promesa a la patrona de las cocineras.
Ángeles Córdoba Tordesillas ©2014
Me ha encantado el relato, fresco, divertido, lleno de guiños, al pelo del día internacional de la mujer trabajadora. Pero me ha encantado lo que él piensa regalarle a Matilde, me refiero a la planta de amor de hombre, es originalísimo el regalo y de una imaginación desbordante de la autora.
ResponderEliminarMuchas gracias, Manolo. Es porque el buen hombre sabe que a ella le va a hacer ilusión tener algo de eso por la casa. Sencillez de Matilde y gusto por las plantas. Por cierto, su marido también tiene una buena... planta, me refiero.
EliminarMe gusta muchísimo.
ResponderEliminarGracias, Fátima. Me alegra, también, muchísimo.
Eliminar¡¡Mira con qué gracia se quitan algunas el delantal y se ponen en huelga de cacerolas caídas, lo bien que sabe callarle a él esa boquita de piñón que tiene!!.
ResponderEliminarPues sí, Arantza. Algunas tienen arte para saber hacer huelgas en su propia casa...
EliminarMira que son divertidos tus comentarios, amiga. Gracias.