Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

5 mar 2015

OTRO AMANECER

Un nuevo día.
Lleno de oportunidades de descubrir, de sentir, de amar, de reír...
Un nuevo regalo para desenvolver y disfrutar.
La luz se impone. Se impone la alegría y la esperanza, de forma inevitable. 
La vida está sucediendo a cada instante, aliento a aliento. Su sonido es dulce... ¿puedes escucharlo?

(Dedicado a Anonio. Gracias por tus palabras.)

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

Fotografía hecha en los campos de mi pueblo, con estas gafitas que Dios me ha dado.

4 comentarios:

  1. Fátima Reyes Garcia8 de marzo de 2015, 21:14

    La luz puede con todo, amiga. Hermoso pensamiento y bellísima foto.

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    1. La luz llega a todas partes en donde se le permita. Una simple rendija puede hacer que una habitación oscura se convierta en un lugar completamente iluminado. Un pequeño rayo de luz... transforma todo.
      Gracias, Fátima.

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  2. Puedo escuchar el sonido de la vida, en la voz de mi hija, en el aire que respiro, en tus relatos y en tu propia voz. Gracias.

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    1. Qué palabras tan sentidas, Manolo. Así es el sonido de la vida de hermoso, no se deja atrapar y a la vez, está por todas partes... tal vez por eso lo es tanto. Y sí en tu aliento, fundamentalmente. Gracias.

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