Fotografía hecha en los campos de mi pueblo, con estas gafitas que Dios me ha dado. |
“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
La luz puede con todo, amiga. Hermoso pensamiento y bellísima foto.
ResponderEliminarLa luz llega a todas partes en donde se le permita. Una simple rendija puede hacer que una habitación oscura se convierta en un lugar completamente iluminado. Un pequeño rayo de luz... transforma todo.
EliminarGracias, Fátima.
Puedo escuchar el sonido de la vida, en la voz de mi hija, en el aire que respiro, en tus relatos y en tu propia voz. Gracias.
ResponderEliminarQué palabras tan sentidas, Manolo. Así es el sonido de la vida de hermoso, no se deja atrapar y a la vez, está por todas partes... tal vez por eso lo es tanto. Y sí en tu aliento, fundamentalmente. Gracias.
Eliminar