Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

7 mar 2015

TODO ES TEMPORAL

Una vida entera.
¡Quién diría que algún día no llegaría la luz hasta ella!
Han pasado tan rápido todos  esos años, esas aventuras… Qué buenos y gratos momentos en tan buena compañía.Tantos recuerdos, días inolvidables, tantas horas de trabajo, de viajes y excursiones.
Tantas imágenes guardadas en su retina, para siempre.
Tantos rostros familiares, paisajes…Y ahora ahí está, como un mero artículo decorativo, la cámara fotográfica de mi padre.


Ángel C. T. ©2014

4 comentarios:

  1. Yo la guardé mucho tiempo y un día desapareció. Creo que fue en una mudanza, lo típico, siempre algo se pierde, pero eso me dolió más que cualquier otra cosa de valor.
    Su "ojo" vió toda mi niñez y mi parte de mi adolescencia. Grandes, buenos recuerdos.

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    1. Así es... pero como dice el título del microrrelato, Arantza, todo es temporal Al final las cosas solamente son cosas y tienen el valor que les queramos dar, ni más ni menos. Esa es mi opinión. Te agradezco que hayas compartido tu experiencia aquí, en esta nube... la guardaré porque para mí tiene mucho valor.

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  2. Mi padre creo que nunca tuvo cámara de fotos, las que tenemos de nuestra niñez, nos las hicieron fotógrafos de parque, los había entonces (yo soy del cuaternario), o amigos de la familia. Luego, de jovencillos, tuvimos ya nuestras propias cámaras. Yo recuerdo con mucho cariño una Yasica (no se cómo se escribe) que fue una cámara mítica y muy realmente buena, que ya se perdió supongo que con una mudanza.

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    1. Creo recordar que la marca de la cámara que tenia mi padre era la misma que has mencionado, Manolo, (tampoco sé cómo se escribe, por eso no lonhago). A Arantza también se le perdió en alguna mudanza que hizo, según cree. Moraleja, si quieres que no se te pierda la cámara fotográfica, quedate siempre a vivir en el mismo lugar pero que sea bonito para conseguir buenas fotos.
      Gracias por compartir esos recuerdos.

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