Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

23 jul 2015

CUANDO OLVIDO

A veces olvido
que la vida no es una lucha.

Que no se libran batallas
en el salón de mi casa.
Que no existen refugios ocultos
en las paredes
ni enemigos inesperados
que me ataquen
con las bombas
de la envidia.
Y si los hay,
no tienen entrada en mi vida…
andan fuera de ella,
pegando tiros al aire.

No existen
obstáculos para el éxito,
porque el éxito es la vida.

Después de pelearme,
romperme, quebrarme…
recomponerme…
sigo adelante, o hacia atrás
hacia donde me dejo,
empujándome…

A veces, me lanzo de cabeza
a un charco pequeño
¿serán lágrimas?
y hasta me ahogo dentro
sin remedio.

La desesperación
recoge mis pedazos de miedo
una vez y otra,
y los une,
con más fuerza que antes…
y los pinta de amor
pasión y emociones…

A veces,
cuando me descubro
corva, atorada, torpe,
indefensa, vulnerable…
que sólo tengo palabras
tras las que escudarme,
olvido que soy un ser humano,
pero también divino,
y necesito
recordarlo.

A veces me olvido
de que el único éxito es
estar viva.

Ángel C. T. ©

Acuarela pintada con estas gafitas que Dios me ha dado.

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