que la vida no es una lucha.
Que no se libran batallas
en el salón de mi casa.
Que no existen refugios ocultos
en las paredes
ni enemigos inesperados
que me ataquen
con las bombas
de la envidia.
Y si los hay,
no tienen entrada en mi vida…
andan fuera de ella,
pegando tiros al aire.
No existen
obstáculos para el éxito,
porque el éxito es la vida.
Después de pelearme,
romperme, quebrarme…
recomponerme…
sigo adelante, o hacia atrás
hacia donde me dejo,
empujándome…
A veces, me lanzo de cabeza
a un charco pequeño
¿serán lágrimas?
y hasta me ahogo dentro
sin remedio.
La desesperación
recoge mis pedazos de miedo
una vez y otra,
y los une,
con más fuerza que antes…
y los pinta de amor
pasión y emociones…
A veces,
cuando me descubro
corva, atorada, torpe,
indefensa, vulnerable…
que sólo tengo palabras
tras las que escudarme,
olvido que soy un ser humano,
pero también divino,
y necesito
recordarlo.
A veces me olvido
de que el único éxito es
estar viva.
Ángel C. T. ©
Acuarela pintada con estas gafitas que Dios me ha dado. |
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