añoro todo aquello que no he vivido
y lo que viví sin darme cuenta.
Ingenuamente, en piel de otro,
y serena, a base de raíces y lodos,
crezco ilusionada,
hasta las últimas consecuencias
por amores verdaderos
como los que se fueron...
¿A qué juego?
No juego a nada.
Parece que sin destino me encuentro,
tal vez, desganada.
Revancha de arte y locura,
suscitada por mi cuerpo en las ausencias.
Hay puertas que nunca se cierran
aunque se echen candados.
Hay silencios que nunca se mueren
y gritan, y gritan…
cuando todo se calla.
¿A qué juego?
Contigo, no juego.
Eres una promesa,
una esperanza…
Inevitable bosque
donde me pierdo a conciencia,
para encontrarme entre tus brazos
sin jugar pero amada.
Un chispazo con sensibilidad
casi hierro, casi eterno,
prendió entre nosotros...
Fuerte como marea salvaje.
Allí mismo me ahogo, ahora,
para que me salven tus palabras.
Sin juegos ya
y con un boca a boca.
Estoy cansada y ya no juego.
¿A qué juegas tú?
Si eres mi amor… ¿a qué juegas?
Impresionante.....me muero de sueño, aún así, aprecio la belleza de tu poema.
ResponderEliminarUn beso, amiga
Pues mira, estamos a la par. Tú has leído y comentado con sueño y yo en estos momentos me caigo de ídem. Gracias por entrar y comentar, Susana. Otro beso para ti.
EliminarMe ha impactado por su belleza este hermosísimo poema de amor. ¿Como se puede expresar algo tan bien, tan emotivo?
ResponderEliminarDe la misma manera que se puede sentir, de la forma en que tú lo sientes, Manolo. Gracias por transmitirlo tan maravillosamente bien.
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