-No vas bien calzada para ser una sirena en la ciudad. Tal vez hubiera sido mejor que te hubieras puesto antifaz para esa fiesta de superhéroes a la que no hemos sido invitados.
-Por favor respétame Teodosio Gervasio. Tú y tus pretensiones a candidato de la presidencia del mal carácter…
-Al César lo que es del César, Concha.
-No te respondo porque me aprieta esta cola.
-No ha sido buena idea embutirte el vestido de novia, después de tres docenas de años, catapultados por las ceremonias matrimoniales. Te lo garantizo… aunque me salgas con eso del carácter.
-Guardo prudencia y silencio.
-¿Ves?, eso sí que se te da bien. Ordenada eres como la que más… cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa. De tantas veces que los has dicho, hasta lo he aprendido.
-Pues me pregunto en qué he andado tan ocupada para no haber encontrado aún, un lugar para colocaros, a ti y a tu carácter. Aún no sé qué hacer con vosotros.
-¡Pues en los granos, mujer! ¿En qué va a ser? Que siempre te andas tocando la cara, no se sabe porqué. ¡Cómo te pareces a una urraca graznando!... y a pesar de que se te da muy bien escribir con mayúsculas y hacer ecuaciones, siempre se te resiste la última que te traes entre manos. Una urraca con eczema nunca parecerá La sirenita, ni de noche, como es ahora, pero te has empeñado en venir de eso...
-No quiero decirte lo que pareces tú… porque no quiero amargarte la velada ni los bombones de licor… pero, segura estoy de que no te has mirado al espejo antes de salir.
-Voy de comediante en paro.
-Con ese gracia que tienes, no me extraña que estés en paro, francamente.
Pero a mí me diviertes, de todos modos, incluso sin disfraz.
-Mejor sería que dijeras que te gusta la zarzuela… La Verbena de la Paloma o El sombrero de tres Picos y así te olvidas de que llevas mi apellido sin crédito.
-Colócate la pajarita que se te va a ir volando… a China. Ida y vuelta, cual boomerang.
-A ver si con un poco de suerte somos los últimos en llegar y la gente ya se ha animado con cuatro de copas-oros y bastos-, y no se fijan en nosotros. Tú no desentonarás en eso, no. No tienes necesidad de embriagarte… será el amor.
-Date de alta en la tuna, anda, o enrólate en la marina que yo estoy dispuesta a esperarte toda la vida. Ahora, eso sí… ¡ni un minuto menos!
-Tanto como tú a mí, corazón de comediante.
-Entra. Que ya hemos llegado. Cuidadito que te piso la cola. Pisa moreeena… date un garbeo, Greta, por la verbeeena.
-Mientras canturreas, haz que te sorprendes algo... Todos los años lo mismo... y en nuestra propia casa. Qué amigos más imaginativos tenemos.
-Venga, sirena, toma aire… Vamos a bailar. ¡Hay que celebrar nuestro aniversario de boda!
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Qué ternura Ángel, me ha encantado.
ResponderEliminarMe alegro de ello, Fátima. Puede ser que estén hechos el uno para el otro, después de todo... ¡Quién sabe!
EliminarDivertidísimo espacio lúdico-amoroso, donde juegan el amor, el desamor, la necesidad, la dependencia. Todo ello contado con la frescura, finura de lenguaje, originalidad y gracia que son propios de tu estilo narrativo. Me encantó.
ResponderEliminarEspacio lúdico-amoroso..........buena manera de definir mi nube, en general, Manolo, aunque sé que estás hablando, en particular, de este diálogo, supuestamente disparatado pero en la vida real... ¿no tanto verdad?
EliminarGracias por comentar de forma tan lúdica-amorosa y atinada, siempre.
Qué bien definido, Manolo...
EliminarAsombrosa tu capacidad para crear universos locos y moverte en sus escenarios como lo más normal del mundo. ¿Será eso lo normal?
ResponderEliminar¿Pero qué dices, Francisco?... si yo no iba a la fiesta.
EliminarMuchas gracias por entrar en escena con este comentario tuyo, loco o normal... aquí queda.
Madre mía, un ni contigo ni sin ti de lo más surrealista y esperpéntico
ResponderEliminarBesitos