Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

21 ene 2015

AUTO-EMILIO

Emilio tenía mucha autoestima, un gran auto, era autosuficiente, autónomo y escribía libros de autoayuda.
Una mañana de invierno, iba a tanta velocidad, con su auto, que se estrelló.
El auto quedó siniestro total. El conductor, con fracturas en todos los huesos del cuerpo.
Actualmente, Emilio, se estima lo normal, tiene lo suficiente, está empleado en comercio, es un padre de familia y escribe libros corrientes, mientras supera el trauma del accidente. Ni siquiera trata de autoconvencerse de que no fue responsabilidad suya...

Moraleja:
Si vas con tu auto, no corras demasiado, aunque no te llames Emilio.


Ángeles Córdoba Tordesillas ©



9 comentarios:

  1. En ocasiones el proceso de auto-contemplación del "ombligo" de uno mismo no deja ver más allá y puede ocurrir lo mismo que a ese Emilio tan "auto" de tu escrito.
    Besitos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, Arantza, este Emilio era muy "auto", noche y día. Pero es que estamos en la era de la "autitis", que no autismo, que hace al "autoísta", más autista que al propio autista; sin ánimo de que suscite este comentario malestar, polémica o confusión. Gracias por el tuyo, amiga.

      Eliminar
    2. Siempre ingeniosa, ¡¡hasta para las respuestas!!.
      No paras, no paras.....jajaja
      Besote!!

      Eliminar
    3. Tú sí que no paras de hacerme reír con tus comentarios. Eres la pera limonera, Arantza. Gracias.

      Eliminar
  2. Autogeneroso en la complacencia, Demasiado auto para tan poco piloto. Muy bueno Ángel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, así es, Manolo. Pero mira, como se estrelló... cambió el auto por la bicicleta. Ahora da pedales cada día y se ha comprado un culotte monísimo que le queda de miedo. Esperemos que esto no haga que se vuelva a subir... a otro auto.

      Eliminar
  3. No tengo la menor duda. Tu creatividad es auto-mática.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Menos para dar las gracias. No lo hago de forma automática, lo hago de forma efusiva: Gracias.

      Eliminar
  4. No tengo la menor duda. Tu creatividad es auto-mática.

    ResponderEliminar