Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

14 ene 2015

UNA DE POLIS

-Espera un momento, por favor, quiero otear por aquí.
-Pues otea, hombre, otea… ¿quién te lo impide? Para eso existe el verbo otear. Yo oteo, tú oteas…
-Vaaale, ya está. Ya he oteado todo lo que quería.
-Bien… ¿Y ahora qué?
-Ahora procederé a registrar algunos datos…
-Formidable. Registra, registra a tus anchas. Para eso Dios creó el verbo registrar. Yo registro, tú registras…
-Que sí. ¡Para un momento, por favor, que con tanta retórica me aturdes y no puedo reflexionar!
-Pues reflexiona, hombre, reflexiona todo lo que sea necesario. Para eso tenemos el verbo reflexionar… Yo reflexiono, tú reflexionas, él reflexiona…

-¡Cállate, coño… que para eso existe el verbo callar!

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

(Mis gafitas piden excusas por la palabra malsonante. Esta vez argumentan que ha sido por exigencias del guión. Yo les dejo que argumenten, pues para eso se inventó el verbo argumentar... Yo argumento, tú argumentas... )



4 comentarios:

  1. Para eso existe el verbo "callar coño". Se callen coño, lo dijo Tejero.
    Leamos, que para eso existe el verbo leer, y llerte a ti, es una delicia.

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    1. Gracias, Manolo. Me gusta que opines, para eso tenemos el verbo opinar: Tú opinas, tú opinas y tú opinas. Yo encantada de que lo hagas y con tanta gracia, además... ¡Ya me callo!

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  2. Siempre descubro cosas nuevas en tu blog, Ángel. Yo sólo conocía el verbo "sesentarcoño" de la 23Fª declinación. Así que, aprendamos gozando que para eso existe el verbo aprendergozando... Y, por favor, no te calles nunca.

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    1. ¡Cuánto arte tienes, Francisco! Aprendergozando es algo que hacemos a diario unos de otros. Y por mucho que exista el verbo callar, no pienso utilizarlo en carne propia -entiéndase blog de una servidora-.

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