Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

8 ene 2015

SALTO CUÁNTICO

Algunos vivimos en un mundo multidimensional en el que existen “los imposibles”; los milagros o lo sobrenatural. A pesar de que haya personas que se empeñen en seguir arrastrándonos a su dicotomía mental:

"Bueno o malo, joven o viejo, ahora o nunca… ¿vienes tú o voy yo?"
No me sirven ya y no funciono dentro de esos parámetros.

Construir un mundo nuevo, sin límites, está al alcance de cualquiera, hoy en día, pero eso sí, es preciso -y precioso- abandonar los prejuicios y otros condicionantes.

Renovarse cada hora, ¡qué digo cada hora!... a cada instante, permitiendo así que se transforme todo, dentro de nosotros primero, para que suceda en los demás, es una fascinante aventura que hará que veamos pronto, alrededor, los maravillosos cambios materializados. 

Cada vez que quiero, doy un salto cuántico más, y me coloco donde me apetece. Puedo bajar las escaleras de mi casa interior y entrar en el cielo o tumbarme boca arriba, a mirar las estrellas… del fondo del mar.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Acuarela hecha con estas gafitas que Dios me ha dado.

4 comentarios:

  1. Es un hermoso canto a la esperanza que surge de las entrañas de nuestro ser. Me emociona hasta las trancas, Bellísimo.

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    1. Qué bueno es emocionarse con expresiones que otro hace con el firme propósito de conseguir justamente eso, en los demás. La emoción es un buen impulso...........para saltar.
      Gracias, amigo.

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