“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
La vieja costumbre de echar la culpa a los demás... Buena parábola.
ResponderEliminarTan antigua como la existencia del ser humano sobre la faz de la Tierra.
EliminarGracias, Francisco.
Fíjate si no llega puntual a la Administración de Lotería, muy capaz de echarle la culpa al informante de no haberle tocado el gordo.
ResponderEliminarMe he reído muchísimo con tu comentario, Manolo. ¡Qué pena que no se me haya ocurrido antes a mí...! ¿Y ahora qué hacemos?... La verdad que podías habérmelo comentado antes... ay, ay, ay... ¿en qué estarías pensando?
EliminarGracias.