Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

27 dic 2014

UNA DAMISELA DE LAS DE ANTES

Mujer de atractivo inexplicable, de enigmática belleza y de gustos caros pero elegantes. De una pieza… por delante, con su escote bien dibujado y de otra por detrás o ya vería… Guantes suaves, para caricias infundadas y fundados celos de amantes.

No regalaba besos, no era española. Los cobraba al peso. Pero nada de comerciar con ellos, por supuesto, las ganancias sentimentales las donaba a una buena causa, como hacía cualquier dama que se preciase de serlo. Intrigante y excitante. Adoraba, de clase dorada. Brillaba con fuertes destellos… Ella, y ninguna como ella.

Sus pestañas se extendían por las grandes salas de gente grande. Se paseaba cadera arriba cadera abajo… les enloquecía a todos… y a todas… ¿Qué les daría?

Han pasado muchos años de aquello.

Ahora es bisabuela y cuenta este cuento a sus nietos, y a los vecinos de ellos. Nadie la cree. Sobre el televisor, encima de la estantería del mueble de cerezo, una foto, en blanco y negro de Marlene Dietrich, la mira.

-Chicos es la hora de la merienda… ¿queréis pan y chocolate o bocadillo de foie grás?... Siempre se puede elegir.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Fotografía de Marlene Dietrich. Nacida el 27 de diciembre de 1901.  

13 comentarios:

  1. Mstlene Dietrich, una mujer cautivadora y enigmatica. Seguro que la bisabuela se acercó a su figura y su cine. Lo dices precioso Ángel

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    1. Esa buena mujer, cuyo deseo siempre había sido parecerse a aquella a la que admiraba... Con la edad, los recuerdos y los deseos se entremezclan, se confunden, y ya las cosas que cuentan las bisabuelas o tatarabuelas siempre son verdad... lo crean o no los bisnietos o tataranietos, por lo menos para ellas.
      Gracias por tu comentario, Manolo.

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  2. De ensueños e ilusiones también se vive. Y la felicidad a veces se compone sólo de eso.

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    1. Y de compartirlos, también, con todos aquellos que los tengan. Gracias Arantza. Un abrazo de ensueño y lleno de ilusión, amiga.

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  3. Precioso relato de un retrato con el que me identifico, aunque aún no tengo nietos ni bisnietos. Gracias. Que tengas un maravilloso 2015, amiga.

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    1. Siempre me gustó especialmente Marlene Dietrich y no quería dejar pasar la oportunidad de rememorar hoy a esa mujer tan misteriosa y especial siendo 27 de diciembre pues tal día como hoy, nació.
      Me alegra mucho que te haya gustado y hasta que te hayas sentido identificada con ese retrato. También deseo que este nuevo año sea un gran año para ti, amiga. Gracias Marlene.

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  4. Uno de mis grandes amores distantes de la adolescencia... y más.

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    1. Imagino que no fue correspondido... lástima.
      Gracias por tu comentario, Francisco.

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  5. Me ha encantado la sorpresa de ver a la Marlene abuelita dando de merendar a sus nietos.....es lo que tiene la vida, momentos inolvidables de la más alta gloria que se desvanecen en una nube de pasado y sólo nos dejan su vapor de recuerdo, mientras la realidad nos llama

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    1. Tú has visto a Marlene, qué bonito, pero su nombre no es ése, aunque a ella le hubiera gustado mucho. Lo que me parece curioso es que a nadie parece importarle la decisión de los bisnietos... todos prefirieron el pan con chocolate sin excepción. Esa fue su elección.
      Gracias por tu comentario, Susana.

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  6. Fátima Reyes García4 de enero de 2015, 1:29

    A mi me ha inspirado una ternura infinita...siempre "del rosa al amarillo"...y que bien se entienden los nietos con los abuelos.

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    1. Y qué bueno es que algo nos inspire ternura...
      Gracias Fátima.

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