-Entonces para resumir: Sus motivaciones están claras como
la luz del día. Quieren un ser querido, fruto del amor de ambos, y del trabajo
del hombre, o sea del mío, que ya se está engendrando en el vientre materno, que reúna las
condiciones físicas, sociales y laborales, de los dos sexos, estos mismos
inclusive. ¿Es correcto?
-Eso es. Queremos todo así, más recogidito, en un mismo cuerpo,
también menos gastoooo…
-¡Ahhhh, ese tema… cómo nos condiciona!… Pero sí, es
inevitable darle vueltas a todo.
-¿Y la madre no tiene nada que decir?-Preguntó el doctor.
-¿…?-Incentivó el doctor Gerundio.
-Que se me clava el respaldo del sillón y me suenan un poco
las tripas… Va siendo hora de ir pensando en salir a comer algo.
-Elle, la verdad es que no dice mucho, ya ve, porque tiene
hambre, hambre y hambre…-Explicó el marido.
-Qué bueno es eso, madame.-Aprobó el galeno con una sonrisa
profesional y bien ensayada.
-Ya le digo…- Replica él.
-¿Dónde van ahora ustedes?
-Necesariamente, a nuestra casa…-Respondió Elle.
-¿E innecesariamente?-Quiso saber el doctor.
-Podríamos ir a cualquier parte… ¿Por qué?... ¿Qué propone?-Preguntó
Lui.
-Nada. Que no suelten prenda de esto a sus vecinos. Si van a
casa vayan por la acera y con temperamento, que no piensen que vienen de un
entierro. Caminen erguidos, alegres y con picardía… así, tampoco, nadie
sospechará que van ustedes a degustar el plato especialidad, fuerte, de la
casa.
-Descuide, haremos todo eso y más… Miraremos escaparates de ordenadores
y equipos musicales, para disimular.-Informó Lui, queriendo hacer bien las
cosas desde el principio de los tiempos.
-Ni hablar, que tengo hambre…-Rechazó Elle.
-Me parece bien. Pues en cuanto tenga preparado el
tratamiento, les aviso para que vengan a probarlo. Usted cuídese mucho y no
olvide que los consejos de un doctor son como los de un buen gourmet.-Habló
dirigiéndose a ella- Nada de sexo del bueno
y a soñar dormida. Para soñar despiertos, ya nos tiene a su marido y a
mí. Y para lo otro… me ocuparé de ello personalmente. Despreocúpese y átese bien los cordones de los
zapatos antes de salir a comprar el pan cada día.
-Es que yo voy con zapatos de tacón de aguja, precisamente, a comprar al
super.-Aclaró ella.
-¿Pero es que es usted practicante del sado?
-No. Soy ama de casa y de rutinas oficinales… pero de nada
más… ama, digo.
-Y además ama a este individuo que le acompaña.
-Pues bien. Debería llevar mejor zapatillas acordonadas. Es
más seguro y no resbalará por las mañanas. Dese cuenta de que sus pies son
desmesurados.
-Y va a tomar tres gotas de veneración y entusiasmo a la
medicina oficial, después de cada comida y una cucharada de solemnidad
farmacéutica, antes de la cena y a correr… Siempre con las zapatillas bien
atadas, acuérdese de eso.
-Doctor pero si no me duele nada.
-Tranquila, no son más que vitaminas.
-Pues gracias por todo, Dr. Gerundio.
-A ustedes por su confianza. Ya les avisaré.
-Adiós, hasta la próxima visita.
-Adiós. Hasta la próxima. Nos estamos hablando… Ya saben, me
condiciona mi apellido.
Cuando la entrañable pareja salió de la consulta, el Dr.
Gerundio; especialista en obstetricia, psiquiatría, ingeniería genética, etc., se
quedó mirando con ternura a aquellos dos seres, semi-racionales, y pensando en
qué, a pesar de la gran evolución filogenética de su especie, y del
impresionante avance científico que había dado lugar a esa casi fusión con la
humana, qué monos seguían siendo…
Ángel Córdoba Tordesillas ©
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Acuarelita rápida de Elle y Lui, saliendo de la consulta del Dr. Gerundio. Realizada con estas gafitas que Dios me ha dado .
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Genial Ángel,pero yo sigo en mis 13 de buscar 3 pies al gato...la historia es divertidisima y con mucha "miga"
ResponderEliminarGracias Fátima. Pero no sólo de "pan" vive el Hombre... También de hermosas poesías...
EliminarPreciosa historia de lo más seria en divertido envoltorio surrealista con inesperado final. Muy ilustrativa la imagen de esa suelta acuarela hecha con tus gafitas.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Francisco. Es un placer saber que a lo que dedicas tiempo y cariño consigue gustar y entretener, al menos, a unos cuantos.
EliminarGenial Ángel. Hay materia para continuar, pero eso lo decides únicamente tu. Me quedé con las ganas de más. Diálogos divertidos, casi mágicos, en los que subyace dese el humor y la ironía, los anhelos humanos.El personaje del Doctor Gerundio me parece de una genialidad irrepetible. Gracias Ángel por estos regalos que nos haces.
ResponderEliminarManolo, sé que hay materia para seguir narrando las peripecias de esta fantástica pareja, del Dr. Gerundio, Don Leandro e incluso de Doña Ulceritas. Todos estos personajes tendrían cuerda para rato, es verdad. Pero verás que tengo muchos otros esperando en relatos que presumo que serán, al menos, tan entretenidos como éste, y están deseando salir a la palestra.
EliminarEspero que también esa sea tu opinión. ¿Me la contarás.
Gracias a ti siempre, por visitar esta nube y comentar de forma tan positiva tus impresiones.
Claro Ángel, es también mi opinión; seguro que salen de tu pluma personajes inolvidables como estos o mejores, porque tienes una mente prodigiosa; pero no pude reprimir mi deseo de que siguiera. Gracias a ti por estar y por tu amistad.
ResponderEliminarSoy consciente de que con tus comentarios, Manolo, no buscas de forma intencionada promocionarme, pero ojalá alguna editorial pudiera acceder a ellos, a ver si de esta manera se interesasen por leer, después, mis relatos. Gracias por tus opiniones tan positivas hacia las cositas que mis gafitas cuelgan de esta feliz nube. Me hacen mucho bien.
EliminarAl fin conseguí leerlos todos! Fantástica esta historia con ese puntito de sarcasmo que refleja tan bien lo monos que somos los llamados seres humanos, con nuestros caprichos confundidos con amor y pretensiones de control que lo descontrolan todo....muy bueno el humor surrealista con esos diálogos que te caracterizan. Ojalá lleguen a las manos o la vista de algún editor que valore y publique tus relatos ilustrados con tus acuarelitas ...sería una joyita de libro....besitos, Angel
ResponderEliminarGracias por esta expresiva manifestación de afecto y admiración. Nada surrealista y con el punto exacto de buenos deseos.
EliminarUn fuerte abrazo, Susana.