Fátima conducía a su yegua,
Afectuosa, hasta el pajar a la caída de la tarde y de la hoja otoñal.
Era un amable jueves, sin importancia
ni trascendencia ninguna. Excepto por lo que estaba apunto de acontecer… Una
gran sorpresa –no añado inesperada, como hacen muchos, pues esa es su naturaleza, de no serlo no serían sorpresas- les aguardaba a
ambas en tal lugar, llamado establo por los entendidos en el tema equino y pajar, para los que allí guardan paja.
Con viento ambivalente y juguetón, Fátima tuvo que hacer ligero esfuerzo tirando de las riendas del bello animal. Crines anticipadas en la cabeza de su mascota, de
color cobrizo, como las leonas de África y el cobre mismo.
Eran de portada de revista de
arte, por la coincidencia de nombres- El segundo nombre de Fátima era el mismo
que el de su yegua- Y porque había cariño sincero entre ellas. Hacían buenas
migas, y gachas estofadas al horno. Tomadas en recipiente de barro, para que no
se fuera el sabor.
Todo pasó porque sí. Fátima gritó
con la misma delicadeza con la que solía escribir poesía improvisada, de la que
sale a chorros del corazón, a la que no se le puede impedir el paso y se la
deja entrar, sin necesidad de autorización ni recomendación, con alfombra roja y
lujosa, hasta el del prójimo:
-¡Una aguja!... ¡He encontrado una
aguja!... Ahora ya sé que, como siempre supuse, no hay nada imposible.
La yegua celebró el hallazgo
insólito de su amita y las dos saltaron de alegría. Afectuosa, se había
olvidado que saltar no podía pero, como a la vez descubrieron que todo lo
imposible era realizable, pues saltó durante todo el rato que quiso sin
escatimar saltos…
-Mira, de tanto brincar,
Afectuosa, hemos levantado por el aire toda la paja y te ha entrado alguna brizna
en el ojo… Te la limpiaré, porque la vislumbro perfectamente. ¡Vaya, cómo
estamos con los refranes esta tarde, amiga!
Ahora tendré que estar atenta por si aparece la viga en el mío, que
dicen que no es tan fácil de ver… Luego me voy y escribo un poema de todo esto. A
ver qué sale. Y ahora no sé qué hacer… si anunciarlo en los informativos o
cambiar el refrán.
-Bien, dijo Afectuosa. Felicidades
por ese descubrimiento. Llamaré a los de los telediarios para que vengan a
entrevistarte. Será más cómodo.
-Bueno, como quieras, pero ya
sabes que no me gusta darme postín ni firmar autógrafos.
Diversos reporteros acudieron de
muchos lugares del planeta para colocar el micrófono delante de la yegua. Ésta les
hizo la pertinente declaración:
-No he sido yo, ha sido
ella. -Señalando a Fátima.- Ella… que cambiará la historia de la humanidad para
siempre.
-No te exageres, hermosa yegua…
Tampoco será para tanto.-Dijo un pesimista periodista…-¿Y qué dice la aguja de
todo esto?-Preguntó, con afán de saber y saber y llegar hasta el fondo del
pajar.
-La aguja, prudentemente hasta
ahora, ha guardado silencio.-Respondió la yegua con educación.
Entonces apareció la estrella. Se
dejó entrevistar para todos los programas nacionales e internacionales de
radio, cine, televisión por cable, y la prensa marrón, después de prestarse a
posar para algunas fotos en el pajar, que llegaría a ser mundialmente conocido,
ya cansada, y con ganas de seguir escribiendo poemas de soslayo –le sonaban las
tripas de hambre de poesía-… les despidió a todos amablemente diciendo:
-Adiós, me voy… No exhiban demasiado mi indumentaria que se
pondrá de moda y no estoy para la fama fácil ni para recibir celebridades
extranjeras, aunque se tratara del mismísimo Wody Allen. Los fans me aclamarían
noche y día y me gusta dormir, siestas inclusive, sobre todo cuando me acuerdo
de los sueños. Déjenme que me desvanezca por donde he venido, voy a acostar a Afectuosa
y espero que mañana sea un día más tranquilo, con aguja o sin ella. Si consigo
encontrar esa viga… ya les avisaremos. Feliz navidad.
La última palabra la tuvo
Afectuosa para la prensa:
-Ella es así… llana, andaluza y
poetisa.
-Para despedirles les recitaré,-Añadió Fátima, en
do mayor, estos versos improvisados, agradecidas como estamos por el interés
que se han tomado, por este afilado hallazgo:
“Encontré una aguja en un pajar,
sin ninguna intención de hacerlo.
Desde entonces ya no creo en lo
imposible,
pero sí en lo su-real.
Con esta aguja he de hilvanar
muchos versos,
de corte clásico y femenino,
que lo mismo remienden un corazón
roto
que arreglen otro descosío.”
FIN PROTEGIDO POR LOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN.
Ángeles Córdoba Tordesillas © (Dedicado a la poetisa: F.
R. G.)
Me ha encantado!!!! Un Mini relato fantástico, surrealista por los personajes en liza, sobretodo a Fátima en esa guisa, es buenísimo Ángel.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Sergi.
EliminarCreo que si alguien fuera capaz de encontrar una aguja en un pajar, sería nuestra amiga.
Tiene miga,la viga en ojo propio siempre cuesta verla...jijjiji
ResponderEliminarChapeau,Ángel!!!
Me ha encantado...Muakiss!
Me alegra que te haya gustado, Fátima, tuyo es. Un abrazo... afortunada.
EliminarPreciosa analogía. Fátima es una aguja de oro en el océano de paja de una red social en la que cabalga, cual desenvuelta amazona, sobre su "Afectuosa" y ágil poesía.
ResponderEliminarEmotivo retrato de surrealista prosa poética. Felicidades a la talentosa autora y a la merecida receptora.
Gracias a ti, Francisco, por ese análisis tan poéticamente elaborado del relato y del retrato del personaje que representa a nuestra querida amiga. Efectivamente haberla conocido, es un hecho tan afortunado como encontrar una aguja en un pajar.
EliminarJajajaja....me ha encantado....entrañable Fátima la que has pintado con sus refranes, paja, vigas, todo dentro de tu surrealismo habitual. Gracias, Angel
ResponderEliminarGracias a ti por leer con tanto interés lo que escribo y por opinar al respecto, Susana.
EliminarNos da una gran ternura Fátima, es increible. Tu relato es sensibilidad, cariño y emoción y sentido del humor a partes iguales y en estado puro.
ResponderEliminarAsí es Manolo. Fátima siempre despierta en nosotros, sus amigos, la ternura, además de por su sensibilidad poética, por su personalidad.
EliminarGracias por ser tan generoso en tus comentarios sobre estos relatos, para pasar los ratos...
Mira por dónde!!... y yo sin enterarme que Fátima había encontrado la tan ansiada aguja en el pajar....que desconectada ando últimamente de las últimas noticias. Creo que debo ver más informativos y menos Facebook. jejeje
ResponderEliminarEres increíble Angel. No dejas de sorprenderme.
Pues sí, Fátíma ha sido la única persona, bajo este sol planetario, que ha encontrado la aguja en el pajar. Y como con este hallazgo, refranero español, ha dado un giro de 180º, estamos a la espera de que encuentre ahora la viga en el ojo ajeno. Nos enteraremos por los medios de comunicación internacionales, seguro. Gracias Atantza, por tu comentario.
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