Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

20 dic 2014

UNO, DOS…Y LAS PATAS DE LA MESA, SEIS

Acostumbrados a estar juntos todo el tiempo y a hacer cada cosa en pareja, desde las raíces cuadradas a arrancar las de las malas hierbas del jardín. Viajaban de vez en cuando por diferentes partes de Europa y leían libros de bolsillo a medias. Compenetrados sí, pero se cansaban de verse las caras. Compartían aburrimiento también, todo a medias, excepto las medias.

Que si comían en la mesa del salón… que si hacían puzzles… en la mesa del salón… que si hacían el amor… en la misma mesa, a lo “El cartero llama dos veces” o tres… no lo recuerdo. Comida, ocio y erotismo, en la misma plataforma, era demasiado. 

Agobiados enormemente por esa vida anodina, sin precedentes. Tampoco les daba la imaginación para más. Iban de la mesa a la mesa, cada día. Él se abrió una cuenta en facebook y ella en el banco. Uno iba aumentando su lista de amigos y la otra la de los ahorros. Se precipitaron los hechos… entre otras cosas, porque se trata de un relato corto.

Una tarde él se enamoró de una amiga virtual con la que contactaba por la ventanilla del chat. Ella se escapó con el de la ventanilla del  banco.

Todos contentos. Viva la madre que los parió... por la otra punta. Soy la propietaria del piso que alquilaban y me han dejado tres meses sin pagar. El contrato estaba a nombre de ella y él no se hace cargo de nada, dice. Esta juventud…

Menos mal que la mesa me la quedo… Es de caoba, buena y maciza… mmmm. Y con jarrón de chino a juego. Toma ya.   

Ángel Córdoba Tordesillas ©

(Sugerencia: Quizá sea más fácil cambiar de mesa que de pareja pero cada uno con su mesa... )

Acuarelita rápida de la mesa de caoba y el jarrón. Hecha con estas gafitas que Dios me ha dado.

9 comentarios:

  1. Suele pasar. Así es la vida, que nada es eterno y muchas cosas no duran para siempre.
    Y las que duran son a base de respeto, respeto y más respeto...y un muchito de paciencia y humildad.
    Este relato es toda un ejemplo de todo eso junto.

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    1. Gracias por ofrecer tu punto de vista para conseguir que perdure una relación entre dos y por esa lectura tan útil y provechosa que has hecho de un relato tan corto. Un abrazo Arantza.

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  2. Estå bien parodiada esta parodia...jejejeje....sí que debía ser maciza la mesa para aguantar tanto.....tan real como la vida misma! ;-)

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    1. Maciza, maciza... y de una calidad extraordinaria,Susana. Ha aguantado estoicamente, todo el peso que le he puesto encima...
      Eso sí, real solamente en la nube de mi imaginación, que yo sepa.

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    2. Jajajaja, lo de real como la vida misma me refería a esa historia tan fugaz, tan exhaustiva que al llenarse de rutina tan intensa se acaba agotando....suele pasar. Me recuerda a alguna que otra situación real.

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  3. Buena mesa sin duda que aguanta lo que le echen, amores y desamores, intereses y egoismos. Y además aguanta que llame el cartero dos veces para que se haga el amor encima de ella. Muy bueno mi querida Ángel.

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    1. Gracias Manolo. Esa mesa es una gran mesa, sin duda. Pasó el casting, para el relato, a la primera... En cuanto la vi, pensé: Esta es la mesa que buscaba.

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