Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

19 dic 2014

LAS VIDAS

Hay vidas enteras.
Vidas por la mitad, partidas
Vidas vividas a medias.
Hay cuarto y mitad de vidas.
Sucedáneos de vidas.
Pequeñas o grandes vidas.
Vidas crudas. Poco hechas.
Otras, vuelta y vuelta.
Algunas demasiado cocidas o quemadas, incluso.
Vidas, cuales ríos obedientes y sumisos van al mar de la Vida.
Vidas que se miran en otras vidas.
Y luego… hay vidas.

Ángel C.T. ©2014

Pintura hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. 

2 comentarios:


  1. Vaya final.....te deja meditando sobre la vida...nuestra vida, la mía.
    Precioso!!!

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    1. A todos nos viene bien meditar sobre nuestras vidas. En algún momento es bueno pararse, como has hecho tú, Arantza. Un abrazo. Gracias.

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