Saltan felices, como ranitas en charca, de las neveras y de los fruteros para subirse a la fama. E igual que funambulista sobre la cuerda floja, mantienen el equilibrio y la elegancia, con tanta gracia que no se les aguanta.
Insólitos modelos, de buen posar, que con sugerentes semidesnudos muestran parte de sus encantos dejando boquiabierto al personal, en esas grandes obras de arte "fruteril" por la excelsa maestría del pincel de un tal Raúl Tamarit.
(No están en un museo. De momento, las encontrarás en Facebook.)
Ángeles Córdoba Tordesillas ©
Óleo de Raúl Tamarit |
Jajaja qué chulo. Muchas gracias Ángel, me ha encantado. Bss
ResponderEliminarGracias a ti, Raúl. Ese limón pedía a gritos entrar en mi blog. Besos.
Eliminar¡¡Que bueno!!.....ese limón me suena de algo...¿será de una no muy lejana noche que nos resistíamos a dejarlo solo?. Jajaaj
ResponderEliminarMe ha encantado Angel.
Así es, Arantza. Por si acaso alguien se hacía con él, me lo he traído a la nube, que es un lugar seguro, aunque no tenga ningún seguro contratado.
EliminarGracias.
Precioso el cuadro y la dedicatoria de tu texto, Angel. Has hecho bien en traértelo a tu nube ;-)
ResponderEliminarGracias, Susana. Sé elegir los limones que me convienen...
EliminarMe alegro que coincidamos también en esto.
Es precioso el cuadro, como si fuera un striptease de un limón que se va desnundando ante las miradas ajenas.Tu texto va en consonancia perfecta al cuadro, necesariamente unidos, indefectiblemente asociados. Buen cuadro y buen escrito, como siempre,
ResponderEliminarHe intentado expresar, ni más ni menos, lo que veía y explicar de una manera lo más descriptiva posible, lo que me inspiraba ese provocativo limón limonero. Gracias Manolo. Me alegra que también te haya gustado.
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