Fotografía hecha con estas gafitas que Dios me ha dado. |
“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a
Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.
Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.
Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.
Puede ser. Pero, al menos, mientras haya nieve, permanecerán las huellas de tu paso. Preciosa foto, Ángel.
ResponderEliminarA veces durante el viaje, el paisaje es variable, en función de muchos factores. Esto hace posible que el mismo camino pueda llevarte a otro destino, completamente distinto al que esperabas. Gracias, Francisco.
EliminarPues sí. Tienes razón, Ángel.
EliminarUn abrazo, Francisco.
EliminarLa nieve lo convierte en un camino distinto, hermoso, aunque siempre lo es, pero diferente. Con otra perspectiva, aunque sigue siendo tu camino, que te conoce bien
ResponderEliminarVamos que si me conoce, Manolo... ¡Como que somos íntimos! Gracias por tu comentario.
EliminarEl camino siempre será para ti, resplandeciente, como la blanca nieve...como tú alma...y tu destino es el que tan amorosamente estás forjando día a día, a golpe de esfuerzo y amor por lo que haces.
ResponderEliminarMe emocionas, Fátima. Sólo puedo darte las gracias por estas palabras. Creo que el destino es el camino. Y ojalá sea blanco y resplandeciente, como tú dices. Un abrazo grande, amiga.
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