Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

18 feb 2015

TENER O NO TENER

Nadie me puede dar
lo que yo no tengo.

Ángeles Córdoba Tordesillas  ©


8 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Depende de el sentido que le demos ¿no? Pasando por el quirófano todo es posible... o casi todo. En otro plano, sólo será prestado temporalmente. Obviamente el riesgo de hacer una sentencia de este tipo es el de que se interprete en un sentido literal. Pretende dirigir la atención a otros aspectos del ser humano más profundos que lo meramente relacionado con el plano físico, material... Si no tengo un determinado libro es probable que alguien me lo pueda regalar. La paz, por ejemplo... no cuento con ello.
      Gracias por comentar, Francisco.

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    2. ¡Caray! Lamento que el blog no disponga del recurso de la sonrisa con el guiño que complementa los comentarios en otros medios.
      Pero, en fin, bien está, porque nunca tan poco provocó tanto. Me alegro. Gracias por responderme, Ángel.
      Pero, hablando en serio, yo pienso (y lo he vivido) que también, la paz, el consuelo, la alegría y otras emociones positivas, nos las pueden aportar otros en ciertos momentos. Siempre contaré con ello y me alegro de haber tenido esas experiencias.

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    3. Igual que sucede en el cerebro, que cada neurotransmisor necesita su correspondiente receptor donde acoplarse, sucede en nuestro "corazón". El amor, la paz, la alegría... son estados no simples sentimientos que viajan de dentro-afuera y no al revés. Cuando no se encuentra este lugar dentro de uno, difícilmente se puede sentir procedente del exterior y cuando sucede apenas son ráfagas. Esta es mi experiencia personal y esto es lo que he querido expresar en esa breve afirmación. Pero como los prismas, cada "verdad" puede tener muchas caras y cada uno aportamos la nuestra y eso, siempre, es enriquecedor. Gracias, Francisco, por aportar la tuya.

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  2. Nunca. A no ser, como excepción, algunas cosas materiales y a veces ni así.

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    1. Gracias, Arantza. Eso pienso. Cuanto más importante es aquello que necesitas más complicado es conseguirlo fuera de ti. Un abrazo.

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  3. Fátima Reyes Garcia25 de febrero de 2015, 13:10

    Es un tema bastante peliagudo, voy a reflexionarlo...;)

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