Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

17 feb 2015

DE PROFESIÓN, SOFISTICADA

Sus uñas, en una lucha encarnizada, y encarnada, por el esmalte rojo mate, conquistaban territorios prohibidos.
El carmín de sus labios dejaba huella en toda boca por donde pasaba. Estampaba besos sin descanso.
La máscara de sus pestañas proyectaba sombras de seducción en la piel de los cuerpos desnudos.
El maquillaje se desmayaba por los párpados amantes, de sonrisas embelesadas en las noches en vela, con velas durante toda la noche.
Le seducía la naturalidad sólo como marca de loción corporal y la usaba para untar a los hombres junto con aceite de almendras dulces y masajearles,  con crema para las manos, los pies cansados.
-Me siento manipulado…
-¿Por mí?...
-No. Por Estrellita Castro. ¿Qué quieres hacer conmigo?
-Espera, una gota de Channel número cinco mil, está resbalando por mi cuello… ¿lo hueles?
-No sé si me arrebatas, me seduces o me asaltas, bombón. 
-¿Qué te parece si te canto las cuarenta, sin previo ensayo, mientras nos bañamos juntos, vida?
-No digo nada. Cualquier cosa que diga puede utilizarse en mi contra, en pleno juego. Cántame mientras me repasas la espalda con la manopla, aunque sean las cuarenta, y me enjabonas con ese gel de algas marinas y esencia de coco. ¡Cuidado con el collar de perlas! Le has sacudido a la vela, color melocotón en almíbar, que se ha volcado y se están quemando los cojines de seda natural, con bordados de bolillos, del lecho, querida, junto con tus medias. 
-Tranquilo… tengo seguro de incendios… imposible vivir sin ello. Ardiendo en deseos.
-Lo comprendo… ¿Y un extintor?
-Rompamos el cristal de la ventana con el tacón de alfiler de mis zapatos y mientras... no dejes de besarme.
-Veo que no se te escapa detalle… amada o similar

Ángel Córdoba Tordesillas ©

Acuarela pintada con estas gafitas que Dios me ha dado.

10 comentarios:

  1. ¡¡Qué peligro tiene esa Doña!! Cuidado con ella.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuidadito por peligro de incendio... sin bosques ni hogueras.
      Gracias, Arantza.

      Eliminar
  2. Es la seducción en su estado más sofisticado, aquella que utiliza todas las armas a su alcance para embelesar.
    Me ha gustado muchisimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Pero qué te ha gustado muchísimo, Manolo... el relato o la chica?
      Gracias.

      Eliminar
  3. Jajajaja, el relato claro. La chica tal vez cuando me la presenten.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno. Prefiero que sea el relato que existe, la chica no lo sé.
      Un abrazo, Manolo.

      Eliminar
  4. Genial esta seductora...qué peligro!
    Muy bueno. Me ha encantado el personaje que has creado, tiene vida propia, es la tentación personificada que te hace arder en el más dulce de los incendios......:)
    La acuarelita me gusta mucho, la pena es que está desenfocada.
    Un abrazo, Angel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te haya gustado este personaje, Susana. Muy ocurrente ese comentario. Y es verdad que la fotografía está hecha a la virulé. Estas gafitas, ya sabes... algo inquietas... pero mejor me callo que me protestan luego con que me meto mucho con ellas.

      Eliminar