Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

20 jun 2015

CARPE DIEM

Quién sabe si abatida,
la primavera,
ya no presume de ser estación de ferrocarril de filme antiguo
en donde ni el viento baja a estirar las piernas.
Se conforma con abstraerse con sus aves cantarinas,
trinando a todas horas, alegres, cuales inocentes criaturas,
se olvidan de la muerte,
y no esperan a la llegada de algún tren en el verano
que les traiga seguro de vida.
Viven el momento,
tal y como rezan los días,
haciendo penitencia, a pesar de las escasas lluvias
primaverales.
Algún vuelo que otro, de rama en rama.
Carpe diem, repite un jilguero tricolor.
Los demás, cantan a todo lo que se mueve,
como hacían los hippies
que ya murieron…

Ángeles Córdoba Tordesillas ©

Fotografía ampliada, hecha con estas gafitas que Dios me ha dado.

4 comentarios:

  1. Pues aquellos hipys, dejaron algo de su espiritu en mi...me encanta practicar el carpe diem, asumido que un dia moriré...;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro, querido o querida anónimo, de que tengas tan claro, clarinete, que lo un día llegó un día se irá y, hasta que suceda lo segundo, practiques el carpe diem y lo que te apetezca, siempre y cuando sea con alegría. Salud y que tarde mucho en llegar esa fecha inexorable.

      Eliminar
  2. Carpe diem, vive con intensidad, cada momento, cada instante, solo atrapas el presente, pese a los recuerdos que conforman tu existencia. Solo nosotros tenemos el conocimiento de nuestra propia muerte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A cada momento estamos naciendo y muriendo. Gracias, Manolo.

      Eliminar