Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

23 jun 2015

EN EL OCÉANO DEL CIELO

Suaves contornos las nubes forman, en su despedida.
Poco a poco, se dispersan en el océano inmenso del cielo
dejando en el corazón, el sentimiento de la eternidad efímera.
Como los amores fugaces que existen para siempre.

Ángeles Córdoba Tordesillas ©


Fotografía de una espléndida Noche de San Juan, hecha por mis gafitas. 

4 comentarios:

  1. Se van las nubes, pero se quedan los recuerdos. Hermoso como lo expresas.

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  2. Quedan los recuerdos y tan azules como el océano del cielo.

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  3. Tal vez el poeta diría: Amores fugaces "juguetes del viento son", cual hojas del árbol caido, pero aquellas que aprendieron nuestros nombres, ninguna nube se las llevará.

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    1. Pero aquellas que aprendieron nuestros nombres... ésas...las que no volverán... serán las oscuras golondrinas, sin duda alguna. Entonces, todo bien.
      Gracias, Javier.

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