Desde mi nube y con gafitas

“Érase una vez un Ángel que del Cielo quiso bajar a la Tierra para experimentar lo que era ser humano. Adoptó la forma de mujer. Sólo bajó con lo puesto… unas preciosas gafitas que Dios le había regalado y una nube pequeña, desde donde miraba cada día todo lo que sucedía entre el Cielo y la Tierra. Sólo a través de esas gafitas podía ver nítidamente el mundo y a las personas que vivían en él. Sin ellas se sentía desorientada, perdida, pues todo se volvía invisible e incluso ella misma, ya que ni siquiera podía percibir su propio cuerpo. Esta historia está contada por ese ángel que, a través de la narración de sus peculiares observaciones, intenta representar el mundo que ve.”

Un día agarré mi media nube y mis gafitas (esas que Dios me ha dado) y fui a vivir a un lugar indeterminado entre la metáfora y el surrealismo. Desde entonces, estoy pagando la hipoteca con poemas, cuentos, relatos, novelas, dibujos, pinturas, fotografías… ¡canela fina! y otras especias.

Poco a poco o mucho a mucho, dependiendo del día, estado de ánimo y condiciones atmosféricas, suministraré género del bueno, fabricado a mano, con amor, humor y pasión.

Porque te quiero. Porque todo lo que hago es pensando en ti y con el corazón… de la única forma que sé vivir. Y estoy en ello, dispuesta a seguir haciéndolo con muchas ganas, para que tú lo puedas disfrutar. Ojalá sea así.

14 jun 2015

EL INTELECTUAL

-¡Hola! ¿Está la cena?
-¿De dónde vienes?
-¿Que si está ya la cena?
-La cena está. ¿Pero tú de dónde vienes?
-De la Feria del Libro.
-Ah! ¿Y has ido solo?
-Sí. He paseado un rato por El Retiro y me han firmado unos libros que he comprado. Muy buen ambiente por allí. Siempre reconforta comprobar que a la gente le sigue interesando la lectura.
-Pero si tú no lees nunca ¿para qué compras más libros?
-Para que me los dediquen los autores.
-Ya…
-Eso me hace sentirme importante. Demuestro un gran interés por su obra y ellos quedan encantados. Me escriben unas dedicatorias bonitas y todos tan contentos.
-Y luego dejas los libros olvidados en la estantería del salón, llenándose de polvo, mira tú, qué contentos todos.
-Eso no es lo importante.
-¡Ah ¿no?! ¿Y qué es lo importante? ¿Pasar la tarde fuera de casa para hacer tiempo y llegar justo a la hora que sabes que ya la cena estará lista?
-No. Lo importante es que participo.
-¿Qué participas en qué?
-¡Que participo… que colaboro! Que con mis halagos y mis compras fomento el que estos escritores sigan motivados para continuar escribiendo.
-O sea, ¿para que sigan escribiendo libros que luego tú no vas a leer?
-Exacto. Pero eso es lo de menos. El caso es que la literatura nunca muera.
-Eso. Y la librería del salón, hasta arriba de libros que rebosan por todas partes.
-No debes verlo así. Aunque yo no los lea, otras personas los leerán, pero si dejan de escribirse… nadie podrá leerlos, y nos perderemos tantas cosas que nos enseñan los libros…
-Sí. A ti la encuadernación, las pastas y el título.
-¿Y la cena?
-Ahora se la sirvo mi docto amo de la literatura.
-Venga pues.
-Aquí está y que te aproveche.
-¿Es una sopa?
-¡Exacto. Una sopa de letras! Para que sigas concienciado con la causa, ¡intelectual!

Ángel C. T. ©




1 comentario:

  1. Es una forma de colaborar, oye...
    Por cierto, ¿es que te han publicado estos libros?
    Te echo de menos, amiga. Te he llamado varias veces y no doy contigo. Al menos seguir leyéndote.....
    Un abrazo!

    ResponderEliminar